SUPERA TUS LÍMITES. CAPÍTULO IV

 


CULPABILIDAD 

 

 

El sentimiento de culpabilidad es una emoción profunda que todos experimentamos en mayor o menor medida. En algunos casos, puede ser paralizante y hacernos sentir ansiosos e incluso infelices. Es importante reconocerlo para así poder liberarnos de él y avanzar en la vida sin estar atrapados, por lo que tachamos como errores del pasado.

 

Este sentimiento de culpabilidad es como una presencia invisible que nos hace sentir desalmados, con un gran peso en nuestros hombros. Enternece al alma, generando una profunda tristeza y desesperanza, debilitando la seguridad y el bienestar interior, produciendo consecuencias nefastas como hacer que la persona que lo alimente se deteriore física y espiritualmente.

 

Este sentimiento dañino proviene de algo que hicimos o de algo que no hicimos. Es un sentimiento que se origina especialmente desde la infancia, cuando te hacían sentir mal por cualquier falta que cometieras según las creencias y programación de los padres, profesores, o la sociedad en la que creciste, de ahí proviene la tendencia a sentir culpa. Todos recordamos acciones que desearíamos no haber hecho o palabras que preferiríamos no haber dicho, de acuerdo a tus creencias o tus valores.

 

Todo ser humano tiene su propia guía o intuición de lo que está bien o mal, el desconcierto inicia cuando aceptamos la definición de lo que es correcto o incorrecto, procedente de un entorno programado con creencias condicionadas y pensamientos destructivos que te llevan a juzgarte como mala persona y te sientes culpable, una sentencia que viene de la mente programada, no precisamente del corazón, quien es el que te dice con certeza si vas por el camino correcto para ti. Hay que aprender a escucharlo para lograr vivir en armonía contigo mismo y con los demás. Algunas veces este instinto nos lleva a hacer cosas difíciles, pero necesarias, para alcanzar niveles más elevados de tu conciencia o simplemente para actuar con moralidad.

 

Cuando te sientas culpable observa la creencia que tienes sobre el asunto, verás que es tan solo una creencia, o una idea, no es una verdad. No hay nada correcto o incorrecto, tan solo etiquetas que cada quien pone a su antojo, escoge las tuyas, las que te hagan sentir muy bien y eso será lo correcto para ti, no seas una copia de otras mentes, tienes la tuya propia y el libre albedrío para escoger.

 

 

 

 Lo que hiciste en el pasado es historia, ya no existe. Observa que cuando estás sumergido en historias del pasado, las más recurrentes son las que vienen a reprocharte todo lo mal que hiciste o lo que dejaste de hacer, por alguien o por ti mismo. Si deseas aliviar tu espíritu de culpas, imagínelas como burbujas en el aire que cuando las atrapas se disipan, las culpas solo existen cuando tú te enfocas en ellas, si no lo haces desaparecen.

 

El dolor de la culpabilidad es ocasionado por tu obsesión de juzgarte cruelmente, o porque estás aceptando que la familia y la sociedad te juzguen por lo que has hecho o no has hecho, eres el único responsable por el dolor que sientes, porque lo aceptas como verdad.

 

Aprende a decir que no cuando te piden que hagas algo que no deseas hacer o no estás de acuerdo, decir que no, no define si eres mala o buena persona, por el contrario, esa actitud define tu seguridad en ti mismo. Cambia los pensamientos de tu mente con ideas refrescantes, lo que hiciste en el pasado y no te gusto, no lo repitas, haz únicamente las cosas que decidiste que te harán sentirte feliz, estás en todo tu derecho.

 

No eres tu pasado, no eres lo que hiciste, no eres lo que piensas, eres una pequeña partícula del Universo o la esencia de Dios, si así lo prefieres, en un maravilloso cuerpo, viviendo constantemente nuevas experiencias, sin etiquetas ni errores, todo lo que ocurre en tu vida es perfecto, porque te guía a tu siguiente experiencia con una mayor madurez

 

Por eso debes estar atento en lo que decides escoger, creer. 

 

Escoge vivir feliz.

 

“El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, esa es la pesadilla de la vida”.

Oscar Wilde

 

 

 

 

 

 

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